Los jamones de Campofrío Selección son un producto a su vez sencillo y muy tradicional en el que el jamón, que proviene de la mejor materia prima seleccionada, sigue el curso de la naturaleza a lo largo del tiempo de una forma lenta, pausada en el silencio y la oscuridad de nuestras bodegas, lo que da lugar a un producto con una gran complejidad de matices de color, sabor, aroma y gusto que lo hacen único.
Partiendo de una materia prima cuidadosamente seleccionada para asegurar una excelente calidad del producto final, nuestro jamón Serrano es una especialidad tradicional que Campofrío ha sabido mantener reproduciendo el lento trascurso del tiempo y de las típicas condiciones ambientales españolas que garantizan el perfecto acabado de nuestro producto. Así, la elaboración del jamón es un proceso único que recorre tres etapas:
1. Preparación de la materia prima.
2. Curación de las piezas.
3. Selección final.
Los jamones han de pasar una inspección veterinaria donde se seleccionan sólo aquellos que cumplen los criterios de sanidad y calidad más exigente. Una vez acondicionados los jamones seleccionados se entierran en sal marina durante unos días, para pasar después a las diferentes etapas del proceso de curación.
Las principales fases en la curación del jamón son: postsalado, secado, estufaje y bodega. Cada una de ellas por sus especiales condiciones de temperatura y humedad son similares a las 4 estaciones del año.
Una vez acabado su proceso es sometido a un proceso manual de selección. Uno a uno todos los jamones pasan por la expertas manos de nuestros maestros jamoneros que proporcionan el remate final del proceso de elaboración.
En definitiva, “El jamón de Campofrío se sigue haciendo como en tiempos de los egipcios, no ha cambiado nada; el único ingrediente que tiene es la sal y una muy buena materia prima. Tan sólo hay que hacer un producto “viejo”, es decir, de larga curación, para que salgan a la luz todas las esencias de esa excelente materia prima”.
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