Uno de las habilidades más importantes a la hora de enfrentarse a un jamón (y no hablamos de comerlo) es el corte. Cortar un jamón puede llegar a ser un ritual cargado de técnica, dedicación e incluso cariño para poder destacar su sabor y su aroma. Te damos algunos consejos (básicos) para poder convertirse (sin ningún corte) en un experto:
Un lugar apropiado para cortar: Parece una característica sin importancia, pero si la ponemos en primer lugar, por algo será. Necesitarás un lugar amplio, que te de libertad de movimiento y que no ponga en peligro ni a ti ni a los que te rodean. Queremos jamón, pero no a cualquier precio.
Material de corte adecuado: Si el carpintero no utiliza un zapato para clavar un clavo, el jamonero no puede utilizar cualquier cuchillo para cortar. Necesitarás un cuchillo bien afilado; cortarás con menos esfuerzo y sin deslizamientos imprevistos. ¿El resultado? Lonchas finas y regulares. Vamos, lo que queremos todos. Pero como cualquier material, el uso termina desgastándolo, así que ten a mano la chaira (utensilio que se emplea para asentar los filos de cuchillos u otros elementos de características similares) y ten siempre tu cuchillo a punto
La pata siempre firme: Para evitar movimientos inesperados con consecuencias inesperadas necesitarás un jamonero que sujete de manera firme y robusta tu jamón. ¿Un consejo? Empieza por la maza poniendo el jamón con la pata hacia arriba
La mano de apoyo: Es importante centrarnos en el jamón, pero ¿y de nuestras manos quién se acuerda? Ten en cuenta la dirección de corte del jamón y evita poner tu mano en la dirección. Parece que este consejo es evidente, pero si lo decimos, será por algo.
La paciencia traerá el disfrute: Por supuesto, lo más importante es disfrutar de tal ritual. Todo lo bueno tiene un tiempo, y el disfrute no sólo viene del comer sino también del cortar. Ten paciencia y el jamón te dará algo más que un buen sabor.
¿Listos para cortar?
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